El crédito es uno de los instrumentos financieros más antiguos y útiles que existen, y en México hay un sinfín de ellos. Por eso, aquí te detallaremos todos los que hay en el mercado local y así seas capaz de elegir el más se adapte a tus necesidades. 

Para comenzar vamos a partir de lo básico. Aunque la opciones son decenas, debes saber que todos están aglomerados en tres grandes rubros: 

Dentro de esos tres apartados se desprende una gran cantidad de opciones que sirven para un fin en específico, lo que significa que habrá uno a los que puedas acceder y otros no, o bien, habrá algunos que te sirvan más que otros. 

Identifica las diferencias de cada uno 

Primeramente desglosaremos y analizaremos lo que son los créditos productivos, que a grandes rasgos, como su nombre lo dice, son préstamos cuyo fin es servir para generar capital, que a su vez servirá para pagar el préstamos. 

De esta forma podemos deducir que estos préstamos están dirigidos principalmente a empresas, o bien, a personas que tengan en marcha o en mente un negocio. 

En este rubro hay varios tipos de crédito, por ejemplo:

Crédito a empresas: dirigido a cualquier tipo de empresas, principalmente a las grandes, las cuales tienen necesidad de financiamiento para continuar creciendo. 

Crédito a Pymes: este crédito está dirigido principalmente a pequeñas y medianas empresas, y está diseñado con tasas de interés y plazos específicos para que la empresa pueda cubrir los pagos. 

Crédito a emprendedores: son préstamos diseñados especialmente para personas físicas que buscan emprender un nuevo negocio. 

Microcréditos productivos: son pequeños préstamos que pueden ir de los mil a los 20 mil pesos y que están destinados a personas que buscan emprender un pequeño negocio. 

Como pudiste darte cuenta, en el rubro anterior no hay créditos destinados a las familias, dado que todos están diseñados para empresas o personas con un negocio. 

Por este motivo, dentro de los créditos al consumo se encuentran muchos de los créditos más populares, por ejemplo: 

Tarjetas de crédito: son instrumentos financieros con cierto saldo que sirven para realizar compras sin que tengas que pagar en el momento. Su monto, tasa de interés, plazos y hasta anualidades, dependen de cada banco.  

Créditos de nómina: este tipo de crédito son otorgados de una manera muy fácil dado que la garantía es tu salario, dado que el pago del crédito se va descontando automáticamente cada vez que tu patrón te deposita. Sobra decir que para obtenerlo hay que tener un empleo fijo. 

Créditos personales: estos créditos se otorgan sin un salario de garantía, aunque en la mayoría de ocasiones debes demostrar que tienes un empleo estable e ingresos que te permitan cubrir los pagos del crédito. 

Crédito automotriz: como su nombre lo dice, este crédito está dirigido para que puedas adquirir un auto en mensualidades. Los bancos y demás instituciones lo ofrecen, aunque también las fabricantes de autos, que tienen sus propios esquemas de financiamiento. 

Como pudiste darte cuenta, la diferencia de los créditos productivos y los de consumo, es que en los primeros el financiamiento debe ser dirigido a mejorar tu empresa, para lo cual la institución financiera te solicitará tus planes; mientras que el dinero concedido mediante préstamos de consumo, lo puedes utilizar como tú quieras. 

El tercer gran rubro es el muy conocido crédito hipotecario, que por el volumen de préstamos que se manejan, que suele ser superior al millón de pesos, tiene su propio apartado. 

Este tipo de crédito es usado específicamente para la compra de vivienda, ya sea nueva o usada. No obstante, dependiendo la institución financiera, también se pueden conseguir recursos para financiar algún tipo de remodelación. 

Aunque es sólo un crédito, tiene todo un apartado, dado que no sólo el monto es relevante, sino también el tiempo que el cliente tarda en pagar, el cual puede ir de 5 a 30 años, dependiendo de la capacidad de pago. 

Ahora ya conoces cuáles son todos los tipos de crédito que existen en el mercado mexicano; sin embargo, ahora el siguiente paso es saber cuál necesitas exactamente y comparar entre las ofertas de las diferentes instituciones para encontrar la que más se adapte a tus necesidades. 

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